Historia del Café (II). El Aroma que Invita a las Revoluciones y la Actividad Política.

Por Carlos Alberto Sánchez Villegas

* Historia del Café (II). El Aroma que Invita a las Revoluciones y la Actividad Política

Para mi mayor ejemplo (mi madre): Martha Elena Villegas Plascencia. 

“Todo el mundo debería creer en algo. Creo que voy a tomar otro café”.

Groucho Marx. (1)

EN LA ENTREGA anterior nos sumergimos en la historia de la bebida que mueve el mundo; nos dedicamos a conocer un poco sobre los andares del cafeto y cómo se fue convirtiendo poco a poco, desde la península Arábiga hasta los cafés de París, en la bebida más influyente para el hombre sin distinguir clases sociales, eso sí, imprimiéndole a cada una de éstas un toque distintivo.

EN MÉXICO el café llegó a finales del siglo XVIII, sus primeros cultivos se hicieron en el estado de Veracruz, principalmente en la ciudad de Córdoba. En cuanto el otro contexto, el de café como espacio, nos encontramos en que las primeras cafeterías tuvieron un impacto especial en la Ciudad de México, en donde no sólo se convirtieron en un espacio de reunión y entretenimiento sino en algo más: “Los cafés en México, fueron, desde sus inicios, espacios de reunión, de conspiraciones políticas, de lectura de periódicos y peñas literarias”. (2) La agitación política que se vivió en la Nueva España desde 1808, tuvo un escenario especial en los cafés de la ciudad, donde todas las clases se reunían a discutir sobre los sucesos del virreinato y la aparición de las primeras ideas de independencia.

EN LOS cafés se desarrollaban actividades como concursos de poesía, torneos de ajedrez, incluso, existieron aquellos que tenían su gabinete de lectura, algunos más tenían bolos y billares. La cafetería se convirtió en poco tiempo en el espacio por excelencia para los ciudadanos de la capital; en pocas palabras, “los cafés eran clubs políticos, centros de conspiración, de espionaje, refugio de cesantes, vagos, empleados, jugadores, caballeros de industria, asilo de políticos, periodistas, militares, literatos, etcétera”. (3)

AL IGUAL que la ciudad de París, en la de México también existieron diferentes tipos de café: había desde aquellos sencillos que se ubicaban en las esquinas de las calles, los vendedores ambulantes de café, hasta aquellos dueños de cafeterías que querían emular a las más grandes de la Ciudad Luz; la cultura de la cafetería se fue difundiendo poco a poco a los demás estados durante el siglo XIX, ciudades como Zacatecas, San Luis Potosí, Puebla, Guadalajara, etcétera, fueron creando su espacio de cafeterías y éstas poco a poco se adaptaron a la población mexicana.

Una de las proezas culminantes de la Revolución mexicana fue que las meseras les sirvieran café en la barra a los zapatistas de 1914, igual que se lo servían a los hacendados a quienes los ‘pelados’ acababan de despojar de sus haciendas: Elena Poniatowska

Una de las proezas culminantes de la Revolución mexicana fue que las meseras les sirvieran café en la barra a los zapatistas de 1914, igual que se lo servían a los hacendados a quienes los ‘pelados’ acababan de despojar de sus haciendas: Elena Poniatowska

LA IMPORTANCIA del café se deja sentir aún en la actualidad, donde las cafeterías son comunes en todas las ciudades, además el café acompaña el inicio del día de millones de mexicanos. Y si de números hablamos debemos tomar en cuenta que México es el cuarto mayor productor del grano en el mundo, tan sólo de detrás de Brasil, Colombia, e Indonesia, por lo que la importancia del café se deja ver. (4) Estamos acostumbrados a visitar las grandes cadenas de café comerciales pensando que el origen del grano puede ser italiano, o colombiano, sin darnos cuenta que en la mayoría de los casos el grano es de origen mexicano, que en calidad ha mejorado mucho en el siglo XX, poniéndose a la par de los de Colombia.

LA CULTURA del café se distingue de manera diferente en América Latina que en Europa, en América el café es la bebida que acompañó los procesos de independencia de los distintos virreinatos, es aquella bebida que se hace común en todas las clases, que los indígenas hacen propia; tres de los grandes productores de café se encuentran en América, en especial México y Colombia son casos donde el café ha dejado una huella en la cultura de estos países, hasta hace poco pensábamos que el café de Colombia no tenía igual, pero la producción de México se ha estado colocando poco a poco a la par.

EL CAFÉ se encuentra presente en todos los grandes procesos del México independiente, desde el movimiento de independencia hasta la revolución de 1910; el café es por excelencia la bebida que no puede faltar en las cocinas de las familias mexicanas, el café es por sí solo un acontecimiento histórico contenido en una taza, humo es aquel que nos transporta al recuerdo, a la esencia de la historia misma.

* Carlos es de origen aguascalentense, tiene gran fascinación por los libros, el café, la fotografía, y las disciplinas de las ciencias sociales, en un futuro tiene como objetivo destacar como historiador, y líder de opinión en el ámbito político y social. Por último espera que para acompañar la lectura de esta columna disfrutes del sabor de una buena taza de café.

Notas

1. Actor, humorista y escritor estadounidense.

2. Díaz  y de Ovando, Clementina, Los cafés en México en el siglo XIX,  Universidad Nacional Autónoma de México,  México, 2000, p. 13.

3. Ibid, p. 19.

4. Moguel, Patricia y Víctor Toledo, “El café en México, ecología, cultura indígena y sustentabilidad”, en revista Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México, Número 43, julio-septiembre, 1996, p. 41.

Acerca de Carlos Sánchez

Historiador, escritor y columnista. amo el café y los libros; y algo de buena música.

Publicado el 1 julio, 2015 en Columna, Escritos mios..., Historia y etiquetado en , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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